viernes, 24 de julio de 2009

Recuerdos materiales


Poesía escrita hace unos cuantos años, a los dieciocho. Tiene un grado de pureza tal que es imposible ignorarla.


Un poco de leyenda, un poco de realidad



Una charla con el sol, mil fiestas con la luna. Él me enseñaba a crecer, ella me endulzaba en su locura.
––Nunca estas solo si tu mente puede volar ––decía él.
––Siempre hay algo por sentir, ya me vas a olvidar ––decía ella.
Y así, el sol la luna se hicieron mis amigos, los dos de mi lado, los dos contra el olvido.
Un día, de tanto volar y no ver, choque con un ángel que afirmaba poder rescatarme de mi soledad. Era tierna, hermosa, un tesoro de los más buscados. Pero no entendí sus caprichos dulces de mujer, quizá por inmaduro, quizá por testarudo. Pero yo decidí volver con el sol y la luna otra vez.
Ellos dos saben quién soy y me aceptan: loco, perdido, con sangre en las venas.
Quizás no sean normales pero ¿quién puede medir la locura? Si lo sagrado es destruido por la barbarie en tendencias y modismos, y destruir también es ignorar, como al Sol y la Luna, quienes me invitaron a su ritual, donde para ser sólo había que creer.
Pero las historias suelen tener secretos, y yo era misterioso como el mar. El sol amaba a la luna, pero ella amaba a un ser terrenal; me besaba para escapar de la soledad. Hasta que el sol salió en la noche más oscura y la luna, hermosa pero ingenua, sólo supo llorar. El sol se fue del otro lado del mundo para no ver y en su dolor recordar, mientras que ella fue atada a la soledad de las noches. Nunca pudo escapar.
En cuanto a mi, me condenaron dos eternidades a este mundo por ser sincero, por decirle que no a lo absurdo. Pero me acostumbré a ser mortal. Aprendí a convivir con mi soledad. Ahora los veo de lejos y extraño nuestros momentos juntos. A él lo veo todos los días, ya me supo perdonar. A ella que, de tanto en tanto se aleja, le confieso que no puedo dejarla de amar.

sábado, 11 de julio de 2009

Espacios




Une autre fois mais n'est pas de nouveau,
autre fois parce qu'elle est début


Cuando una verdad es una mentira, el secreto se transforma en el refugio del grito que el silencio siempre sabe callar. Y esa herida, prohibida para tus ojos, es la fatalidad de este destino que no entiende por qué me tengo que esconder en mi propia sombra para ser yo mismo.

Es de noche y mi ausencia descansa en la oscuridad, mi silencio se mezcla con el de la calle, como si los contrastes se perdieran en un mismo tono, en una misma intención. Pero sin contrastes todo sería igual, estas palabras no tendrían necesidad de existir, y es en este límite abstracto donde puedo ser yo mismo sin necesidad de esconderme. Porque escribir siempre es un silencio.