sábado, 19 de junio de 2010

Enésimo paso




Y de repente no había nada,
ni siquiera un reflejo en el espejo,
ni siquiera un par de ojos en el silencio
o un par de orejas asustadas por el ruido de las sombras.

Traté de entender, pero sólo pude esperar.
El blanco sabor del vacío.
El negro donde habitan todos los colores.
El gris donde el miedo se mezcla con la esperanza.

Sentí vitalidad,
sentí ausencias,
sentí sabores a despedida en el chau de todos los días,
sentí los párrafos de una nueva historia en el frío sol de una mañana de otoño.

Hubo voces como cadenas,
hubo lluvias como suspiros,
hubo vientos como esperanzas,
hubo paz cuando entendí que con sólo creer llegaba.

Y de repente hubo colores,
los reflejos decoraron las paredes con geometrías imprevistas,
hubo ojos que sonreían sin motivo porque no sabían desconfiar
pero no había sombras, porque los colores habían aprendido a escapar.