miércoles, 22 de septiembre de 2010

Brisa




Agarrá una brisa de mar y sentí su sabor, su humedad, su sal. Después dejala ir porque las brisas de mar no pueden guardarse en botellas y otros formatos para retener recuerdos turísticos ya que se descomponen fácilmente en simple aire. Pero se las puede sentir en cualquier orilla de cualquier mar, siempre que se esté de frente, con los ojos cerrados y las palmas de las manos abiertas. Después se debe que respirar ondo y sentir omo esa brisa desvía su camino y pasa por la nariz, por la vena pulmonar, en la aurícula izquierda, la autopista de la aorta. Ya la brisa de mar en la sangre produce un escalofrío agradable, y es normal que los ojos se abran y los labios se sonrían sin querer.
Volver se vuelve como si la realidad fuese otra, no la que se vivió, sino, la que te pega de frente en la frente y te hace fruncir la cara y el mal humor y el mal estar y el mal vivir de esa tierra oscura que es donde no llegan las brisas de mar. Por supuesto que se pone la otra mejilla, y no por filosofía de vida, sino porque en la sangre hay una brisa de mar, que se sigue moviendo a pesar de estar diluida en sangre, porque las brisas de mar no se pueden detener.