sábado, 24 de septiembre de 2011

Compañía




Basta con que estés a unos cuantos metros. Me alcanza con estar sentados en una plaza viendo el tiempo a las corridas porque llega tarde a ningún lugar. Sólo tenés que estar en mi espacio, pero desde tus límites, desde tu ventana por donde no es necesario que me mires. Ahí estás y así esta bien.

El sol que nos cierra los ojos y del otro lado esta el mar y todo lo que quisiéramos ser. Pero las bocinas nos despiertan de la utopía aunque aprendimos a soñar mirando el cielo, escondido detrás de árboles donde poder apoyarnos a ver el día perderse, a ver el sol caerse, inocente y gigante detrás de algún suspiro.

Y habrá que irse, habrá que perderse otra vez dentro de la costumbre y los relojes y el tren que se perdió y hay que esperar tanto para llegar del otro lado de la puerta. El instante previo en que tu ventana se pierde entre la multitud y mira lo que yo miro: el recuerdo, el pasado que ya no existe pero que es la compañía perfecta desde que nos alejamos por el punto de partida.





domingo, 18 de septiembre de 2011

Irreversible



Palabras irreversibles se tapan la boca las unas a las otras ahora que te ven. Y todas se pelean para que la otra no diga lo que no tiene vuelta atrás. Se aguantan para callarse si se los pido, las convenzo con poesías que no saben hacer otra cosa que lamentar. Pero no sufren mi represión, no lamentan mi absurdo silencio, lamentan su condición de límite, de punto final. Lloran al saber que si una de ellas no resiste la tentación, el proceso de lo irreversible habrá empezado y sólo será cuestión de callar o besarte, sabiendo que cualquier opción es incorrecta.