miércoles, 18 de marzo de 2009

Deseo




Me gustaría dibujarte, y que tus ojos siempre me estén mirando, que tu cuerpo siempre sea mi deseo plasmado en un momento. Me gustaría hacerte mía y después pintarte, para que el delirio del placer no distorsione tu expresión cuando te dibuje. Me gustaría desearte y dibujarte desde el deseo, para que seas mi placer más perfecto. Me gustaría dibujarte sin verte, para que el recuerdo no se haga olvido, me gustaría dibujarte varias veces para darle fuerza a esta locura.

Pero más me gustaría dibujarte en palabras, para que seas mi mejor historia, para que en esta cobarde forma de ser seas parte de mí mejor yo, el que escribe y trata de contar las cosas desde un lugar en el que la fantasía es tan real como poder dibujarte y contemplar toda tu perfección, sin necesidad de sufrir, de escapar, de no ser para ser más que una oración y un punto que marque otro final.




jueves, 12 de marzo de 2009

Lo escrito en una noche




Asensación

No hay ruidos, no hay silencios, las palabras nunca serán una necesidad. Todo será eterno pero cambiante. No hay malos momentos porque el momento es como el silencio y la palabra: ausencias. Pero las ausencias no son carencias, ni siquiera necesidades. Un bienestar ambivalente, una constante sensación pero diferente a cualquier sensación.
Un motivo para no abrir los ojos, una pasión estática, un deseo superfluo, un bienestar inservible. Y no hay pensamientos porque todo ya es conocido. Pero no hace falta explicarlo porque no tiene sentido.
…Algo así se siente la muerte.



La noche y las palabras

Es de noche. Está nublado. Las calles están oscuras en una oscuridad visible, un naranja triste. Y no hay psicología que explique este contexto, no hay reflejo de mi en el paisaje del otro lado de la ventana. Es el equilibrio de la soledad, es la presencia siempre ausente en mi mente y en el día.
Pienso en las palabras. Sistema imperfecto. Donde nada es como una mirada, donde el terror no necesita un código para ser un mal estar. No hay mirada que no tenga un sentido, pero hay palabras que se tornan molestas, ruidos que nunca serán parte de mi mejor poema.
Pienso en la vida y mejor sé que es mejor no pensar. Pero no pensar es un camino que lleva a la percepción del momento, a la oscuridad, a la ventana, a ser los sentidos en su máxima expresión. Y no existe el no pensamiento porque la vida es más que una idea en un contexto.
Mi mejor poema. Sería como la mayor obra, el mayor exponente de mi creatividad… ¿o de mi temor, mi soledad o mi duda, mi reflexión o mi reflexión? Mi mejor poema tendría que ser como una mirada: un sensación que se perciba en la piel, en los ojos, en el sabor de ser lo deseado. Y sé que mi mejor poema es algo así como una mirada ausente, los ojos cerrados que no miran la realidad… y me pregunto si no quieren ver por temor o por necesidad.
Pero cuando los ojos se cierran las historias se siguen contando. Y el poema se manifiesta en símbolos, en una expresión única y eternamente efímera.
Voy a escribir ese poema:

Silencio.



martes, 3 de marzo de 2009

Maneras de escribir poesía




Llovía pero no se mojaba, porque estaba del otro lado del vidrio, como si fuese un espejismo de la realidad donde todo es pero no pasa. Millones de aguas morían sobre las calles donde pareciera que el tiempo se olvidó de pasar, donde el miedo y la esperanza conviven todos los días; lágrimas que el cielo nunca supo llorar.
Llovía y adentro eran las cinco de la tarde, era té con leche y galletitas, era mirar la hoja en blanco y suspirar porque la lapicera parecía inservible. Y sonreír al mirar a través de la ventana, el escape del espejismo, porque afuera la lluvia era el poema y no las ideas que nunca llegaron al papel.