sábado, 9 de enero de 2010

Actitud frente a un espejo


A los otros nosotors, que son tantos.



En cuanto se este frente a un espejo (grande, digamos plano americano en adelante), lo primero que debe hacerse es presentarse. Porque mirar alguien con ésa cara, mezcla de no saber quién es el otro y sorpresa por saber que es uno miso, es de mala educación. Presentarse y sonreír con timidez porque uno siempre sonríe cuando se presenta. Preguntar cómo se está, preguntar si se quiere algo para tomar o comer (sabiendo que el otro no le mentira al decirle que no), y después sentarse. Charlar de cosas superficiales, efímeras. Que la economía, que el país, que el país de acá al lado, que el país de allá enfrente, que el transporte público, que los autos de hoy. Hablar y saber como responde el otro, ver sus gestos, sus aprobaciones, sus rechazos. Ya conocido al extraño empezar a sumergirse en la profundidad, seguramente el otro se abrirá de par en par y le contará sus penas. Mírelo a los ojos y sienta como se siente el otro.

Después de ayudarlo con sus palabras filantrópicas séquese las lágrimas (porque seguramente las confesiones del otro le habrán tocado alguna arteria del corazón) y después despídase. No se sienta un tarado -menos a esa altura- y después váyase despacio. Con el tiempo comprará más espejos y hará más amigos, y habrá reuniones, charlas interesantísimas, algunas peleas, risas, abrazos, lágrimas, fiestas y hasta algún amorío de corto plazo, quién sabe.








2 comentarios:

  1. Pues claro, nos debemos una charla franca con
    ése(a).. ese extraño(a),
    siempre que el extraño quiera tenerla con nosotros.
    Buenos, buenos, tus textos.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  2. como tú dices, hay tantos nosotros... yo a veces siento que el espejo se rompe, que ni puedo verme yo ni a esos otros que me devuelven la imagen, que pierdo el centro, el reflejo, la referencia... aunque supongo que las piezas se reconstruyen, con el tiempo, verdad?

    un placer leerte, por fin, de nuevo :)

    ResponderEliminar

Huellas