lunes, 31 de agosto de 2009

Para siempre






Se acercaron porque sus caminos estaban enfrentados. Se sentaron en las únicas mesas vacías porque la soledad también es compañía. Se miraron porque sus ojos buscaban escuchar acordes del pasado y no estación Florida y oficina. Se ignoraron por temor a ser ellos mismos. Se gritaron en silencio porque así se escuchaban mejor. Se entendieron sin preguntas, se amaron sin besarse, llegaron a estar el uno al lado del otro sin tocarse. Después se alejaron sin querer recordar, se olvidaron sin saber llorar, porque el destino era tangente, porque el destino esperaba en otros ojos, en otro tiempo, en otro instante.



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